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17 abril 2013

Publicación de imágenes escalofriantes: ¿Información o sensacionalismo?

Tras las explosiones del maratón de Bostoncientos de vídeos y fotografías impactantes comenzaron a circular por Internet a través de las redes sociales. Youtube y Twitter se vieron desbordados por todo el contenido audiovisual sobre los momentos previos y posteriores al atentado. Los medios de comunicación también se hicieron eco de estas imágenes, difundiendo incluso las de una víctima con los miembros amputados

En situaciones como ésta, suele surgir el debate sobre la conveniencia de publicarlas. Por una parte, hay quien considera que al mostrar estas ilustraciones se informa de la realidad y que la opinión pública tiene derecho a conocer el grado de dramatismo de estos sucesos fatales. Históricamente, este conocimiento ha permitido ejercer presión sobre determinados gobiernos para actuar contra masacres en países africanos. Por otra parte, se puede pensar que, con la publicación de imágenes sobrecogedoras, los medios solo buscan el morbo para captar audiencia. Como empresas que son, responden a intereses económicos.

Fijémonos en cómo se aborda el tratamiento del material escabroso en algunos Libros de Estilo:

'RTVE': "Ante situaciones como catástrofes y tragedias personales, los profesionales de RTVE extremarán su rigor con el fin de preservar los derechos de las víctimas y sus familiares a su intimidad y evitar la difusión de cualquier tipo de documento que pueda herir la sensibilidad tanto de las víctimas y sus familiares como la del público, en general."

'El País': "Las fotografías con imágenes desagradables solo se publicarán cuando añadan 
información."

'El Mundo': "Cuándo nos debemos plantear no publicar una fotografía: Cuando su valor resida solo en un morboso impacto visual. Cuando hiera la sensibilidad y no aporte apenas información. Cuando aumente el dolor de los familiares de las víctimas."

Ante el dilema de publicar este tipo de imágenes, es fundamental que los medios se atengan a una estricta mirada ética y no pierdan de vista la frontera entre el valor informativo y el sensacionalismo.

Al margen del tratamiento mediático que se le dé a las imágenes escalofriantes, no se puede evitar que éstas circulen por la Red. En muchas ocasiones, los usuarios les otorgan validez definitiva desde un principio, como ha sucedido con la fotografía difundida en Twitter donde aparece un hombre en la terraza de un edificio en el momento en que se producía la detonación de la segunda bomba. Su publicación desató las teorías que le atribuían la autoría del ataque, convirtiendo al 'hashtag' #manontheroof (#hombreeneltecho) en 'trending topic'.

11 abril 2013

El periodismo, la segunda profesión peor valorada por los españoles

Esta semana hemos conocido la opinión de los españoles respecto al papel social de los medios de comunicación, a través del Barómetro de marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y el balance no es muy positivo. 

El periodismo es la segunda profesión peor valorada, con una nota de 6,43; mientras que los jueces consiguen la nota más baja (6,31). Pero lo que más sorprende es que los políticos no estén entre las opciones que valorar en la encuesta, sobre todo teniendo en cuenta que la corrupción y el fraude aparecen como el segundo problema para los españoles, por detrás del paro.

Respecto a los medios, la radio es la fuente de mayor credibilidad, pero tan solo obtiene 5,85 puntos en una escala de '0 a 10'. Le siguen de cerca la prensa escrita, la digital y la televisión, que se mantienen en el aprobado; y suspenden los blogs (4,65) y las redes sociales (4,56). 

Pese a que la radio y la prensa despiertan más confianza que la televisión, los encuestados señalan a esta última como su medio preferido para informarse. Y les saca bastante ventaja. Los principales motivos son, según el sondeo, la facilidad de acceso y la rapidez con la que proporciona las noticias.

En cuanto a la influencia mediática a la hora de formarse una opinión sobre un temalos españoles también sitúan a la televisión por delante del resto de medios tradicionales, seguidos de lejos por las redes sociales y los blogs.


Casi la mitad de los entrevistados considera que la objetividad y la imparcialidad son las características más importantes que deben tener los medios de comunicación y los profesionales que trabajan en ellos. Con las luchas por ganar audiencia, las tendencias políticas, etc.; no es de extrañar que el público cada vez sea más crítico y no se conforme con la antigua premisa de "si lo dicen en televisión, será verdad".